Muchos emprendedores se anulan a la sombra del anonimato, sin sacar a la luz ideas y proyectos geniales que el mundo está necesitando, dejando sus sueños en el armario por miedo a lo que conocidos y extraños pueden llegar a pensar o a decir. Otros sacan sus productos de forma tímida, pasiva y tradicional, buscando desesperadamente aprobación y reafirmación en lo que los demás opinen; si es bueno o no, si funcionará o no, ignorando que ya no es necesario pedir permiso, que el mundo está más abierto que nunca, y que tienen en sus manos oportunidades que antes eran inalcanzables, para que quien realmente se interese en sus ideas, simplemente vaya hacia ellos, y quien no, tranquilamente siga su camino.